La casa era de una sola planta con un jardín no excesivamente grande, pero suficiente para garantizar la intimidad de sus moradores, y al menos a primera vista no parecía una modesta casita. Había árboles grandes y varios arbustos de diferente especies y otros muchas plantas ornamentales, cuyo conjunto no sólo era bonito, sino indicativo que una mano experta lo cuidaba y lograba que todo luciese fresco y lozano. Y nada más detener el coche en la puerta apareció un hombre de mediana edad que el dueño de la casa se lo presentó al chico como el jardinero.
El interior era sobrio y minimalista, pero de muy buen gusto y sobre todo elegante. Podía decirse que ni faltaba ni sobraba nada en la decoración del vestíbulo ni tampoco en el salón principal, amplio y con grandes puertas de cristal que daban acceso al gran porche exterior.
Alejandro le indicó al muchacho cual era el dormitorio que ocuparía y lo dejó solo para que colocase sus cosas en el armario o se cambiase de ropa si quería estar más cómodo. La habitación también tenía un cuarto de baño, así que el chaval mantendría toda la intimidad que quisiera durante el tiempo que permaneciese en la casa.
Alex dejó su mochila sobre la cama y se tumbó panza arriba mirando al techo. Rebobinó los últimos acontecimientos desde que viera a Alejandro en el colegio y sacó la foto con marco que había traído consigo y la miró detenidamente. Cerró los ojos y se dio cuenta que estaba empalmado como un borrico y le dolía el capullo bajo la presión de la ropa. Se desnudó y volvió a recostarse en la cama pensando en su padre, en su madre y en Alejandro, ese amigo de ambos que nunca vio en su casa ni nadie le habló jamás de él. Ni siquiera de que existiese o fuese parte de la vida de sus padres.
Tenía aquella foto que un día se la enseñó su padre. Y al preguntar quién era el otro sólo le dijo que era un amigo del colegio. Se la habían hecho hacía mucho tiempo cuando todavía eran unos adolescentes. Pero ambos se miraban y se reían ajenos a todo, como si sólo existiesen ellos sobre la tierra. Y mientras Alex miraba a los felices muchachos de la foto, se acariciaba la polla despacio, cosquilleándose con la punta de los dedos el capullo.
Quizás se ensimismó demasiado en sus pensamientos y, sin percatarse, ya le babeaba el pene, pero lo devolvió a la realidad los golpes que daba Alejandro en la puerta del cuarto preguntándole si estaba bien y ya se había instalado. El chico no lo pensó dos veces y le dijo: “Sí.... Pasa”. El hombre abrió la puerta y la sonrisa se le heló en la cara al ver al chaval en pelota picada, tirado sobre la colcha y excitado como un recluta pensando en putas. Y casi azorado se excusó: “Perdona. Creí que estabas visible.... Si prefieres dormir o descansar no hay problema... Estaré leyendo en el salón”. Cerró la puerta y se largó rápidamente.
Al muchacho primero le hizo gracia la reacción de Alejandro, pero luego entendió su pudor ante la escena que le había ofrecido y le hizo pensar que aún era pronto para mostrarse tal cual era, sin tapujos ni trapos que ocultasen su naturaleza y deseos. Así que lo mejor era enfriar la calentura con agua o cascársela antes de ponerse un calzón corto para ir al salón, o iría con la tienda de campaña montada impúdicamente en la entrepierna. Optó por lo segundo y se hizo un pajote dándole con fuerza al manubrio hasta que saltó un chorro de leche que le salpicó medio cuerpo y la cara. Se limpió los chorretones de leche y salió sin cubrirse el torso en busca de su anfitrión.
Alejandro, sin levantar la vista del libro, le dijo: “Te vas a enfriar y puede que se te corte la digestión.... Será mejor que te pongas una camiseta. Todavía no hace tanto calor como para andar desnudo”. El chaval le contestó: “No tengo frío. Al contrario. Hace un instante estaba ardiendo”. Alejandro, fingiendo una serenidad que no tenía, le respondió: “Ya me di cuenta de lo muy caluroso que estabas sobre la cama. Pero bueno, esas cosas pasan a tu edad. No te preocupes que todos pasamos por esa etapa tan exuberante en sensaciones físicas. Ya estás mejor?”. Alex sonrió y dijo: “Sí. Pero necesitaría refrescarme más.... No dijiste que podría bañarme en la piscina?”. “Sí”, respondió el otro. Y el chico atacó: “Entonces?..... Digo yo que si hace frío para andar con el pecho al aire también lo hará para nadar”. El otro atajó la cuestión: “No. Porque el agua está climatizada y hay una parte de la piscina que está dentro de la casa. Se puede usar en invierno, en primavera en verano y en otoño. Da lo misma la época del año, ya que el agua siempre está a una temperatura agradable y puedes nadar a cubierto del aire, del frío, del sol y de la lluvia”. “Te bañarás tú también?”. Preguntó el crío. “Más tarde sí. Pero ahora prefiero leer un rato..... Si quieres ve a mi estudio y coge un libro si te apetece leer también antes de meterte en el agua”, le dijo Alejandro sin despegar la vista de la página que estaba leyendo.
Pero el chaval no estaba por la labor de dejarlo en paz ni de leer nada que no fuesen los pensamientos de Alejandro. Así que reanudó la conversación que no tuvo la respuesta deseada durante la comida: “Dime por qué no te llevabas bien con mi madre”. “Ni bien ni mal. Simplemente nunca tuvimos trato alguno. Sólo mantuve amistad con tu padre porque mi amigo era él y no ella”.Al chaval no le convencían aquellas explicaciones y no se apeó de sus trece: “Cuando un colega se echa una novia, lo normal es ser amigo de los dos. A no ser que te la haya pisado y te cabreases con él. Pero no fue así, ya que seguiste siendo amigo de mi padre..... O con quien te cabreaste fue con ella. Fue eso?”. “Alex. Te estás poniendo muy pesado con este tema”, protestó Alejandro.
El chico se dirigió a la entrada del porche y sin volver la cabeza le preguntó a Alejandro: “Para que fuiste a buscarme?”. “Para conocerte en persona. Ya te lo dije, Y porque eso es lo que quería tu padre”, respondió con firmeza Alejandro. Alex miró hacia una mesa adosada a la pared y dijo: “Esos dos chavales de la foto sois tu y mi padre. Verdad?”. El otro no tuvo que mirar pare decirle. “Sí... De eso hace mucho tiempo”. El chico lo miró fijamente y añadió: “Ya. Eso lo sé. Pero sigue puesta en un marco en tu casa. Y yo tengo otra igual que guardaba mi padre y me la enseñó en una ocasión”. Alejandro se sonrojó como un colegial y preguntó: “Y que te dijo”. El chico clavándole los ojos en el alma, contestó: “Me leyó lo que pone por detrás... (este es mi Alex)... En la tuya que pone?”. “Está bien, Alex” (dijo Alejandro). En esa también hay algo escrito...(y este es mi Miki)... Así es como le llamaba a tu padre entonces.... Sólo eramos unos críos y esas frases no tienen la menor importancia, Alex”. Pero el chico puntualizó: “Si no la tuviese para ti no tendrías la foto ahí puesta. Ni mi padre la guardaría donde mi madre no podía encontrarla y sólo me la enseñó a mí..... Por qué pensáis los mayores que los chavales somos tontos para entender ciertas cosas?. Tan difícil es decir que os querías y por eso, aunque mi nombre no fuese Alejandro, él me llamaba con tu nombre para unirme contigo de algún modo?. Qué te decía cuando hablabais de mí?”. El otro se levantó y se acercó al muchacho. Lo abrazó por detrás de los hombros y lo apretó contra el pecho y le dijo: “ El me decía que eras su otro Alex y nadie impediría que te compartiese conmigo como si hubieses sido nuestro hijo.... Por eso fui a buscarte. Mientras tu padre vivió me mandaba fotografías tuyas y me contaba tus gracias y tus travesuras. Lo sabía todo sobre ti como si realmente hubieses crecido a mi lado”.
Alex apoyó la cabeza en el hombro de Alejandro con los ojos húmedos y preguntó: “Y antes de irte por qué no me llevaba a verte a tu casa?”. “Porque no podía ser”, respondió Alejandro. “Eso significa que follabais y yo podía ser un estorbo y no podía ver como se besaban dos hombres en al boca”, afirmó el chiquillo con rotundidad.
Al otro sólo se le ocurrió chillarle y decirle que era un descarado y no le permitía que dijese cosas así de su padre. Pero el chaval se rebotó como una espoleta y le contestó: “Crees que iba a querer menos a mi podre por eso?. Acaso amar a mi padre era algo malo?.... Le sigues queriendo y te avergüenzas de decir que lo besabas y follabas con él?”. Alejandro le interrumpió: “Alex. De que vas?. No me avergüenzo de nada y sí, claro que quise a tu padre y él a mí. Pero no queríamos que supieses la verdad de esa relación y menos que no amaba a tu madre. La respetaba, pero sexualmente no podía complacerla. El matrimonio fue un error del que siempre se lamentó, pero nunca se arrepintió de haberte concebido y que vinieses a este mundo...... Lo que lamentaba era que no hubieses nacido de él y de mí. Lo cual es evidente que era imposible al tener polla los dos..... Alex, nunca tuvimos remordimientos ni pensamos que amarnos era engañar a tu madre. Pero llegó un punto en que no pude más y escondernos me superó totalmente. Y por eso me fui en realidad, aunque nunca perdimos el contacto por escrito”. El chico volvió a dispararse como una bala: “Sé que la respetaba, pero en cuanto supe de que iba esto de la jodienda me di cuenta que no follaban. Así que siempre pensé que sería por algo...... Y lo más lógico era que a mi padre no le gustasen la mujeres tanto como para enamorarse de ellas. Y sospechaba que había algo más. Y eso era que amaba a otra persona”. “Veo que no eras tan niño como aparentas. En serio sólo tienes dieciséis años?. A tu edad eramos tontos de baba y ahora no hay quien os enseñe nada que ya no aprendáis solitos”, tuvo que admitir Alejandro dándole una palmada en la espalda al chico.
Pero el crío aún no había terminado de sorprender al amigo de su padre y le aclaró la situación: “La foto que tenía mi padre la traje conmigo y está en el cuarto que me has dejado. Y en cuanto te vi en el colegio ya supuse que eras tú el chaval de la foto y el Alex del que estaba enamorado mi padre. Por eso acepté tan rápido irme contigo. Pero hay algo más...... También lo hice porque me gustaste y eres el tipo de hombre con el que sueño desde que algo me subió desde los cojones y me casqué la primera paja sabiendo lo que quería sentir follando con otra persona..... Y cada vez que te miro me gustas más y quiero hacerte feliz y que me quieras. Pero no como el hijo de tu amigo, sino que me ames y me desees a mí y me mires como lo mirabas a él en la foto...... A mí no me van la tías, ni los niñatos como yo. Quiero un hombre como tú y necesito saber que se siente de verdad al darte por el culo un tío..... Eso es por lo que vine contigo a tu casa y estoy dispuesto a lo que tu quieras para conseguir estar contigo”.
Alejandro se quedó anonadado, pero salió de su estupor diciendo: “Si vuelves a decir otra tontería más te llevo ahora mismo de vuelta al colegio y no me vuelves a ver jamás..... Pero no te das cuenta que todavía eres un niño?. Aún no has cumplido los diecisiete años!. En lo único que debes pensar es en estudiar y no en el sexo”.
Pero Alex no era fácil de acallar: “Tú también eres de los que piensa que a los adolescentes no se les puede poner dura ni querer follar?.... Pues nos la cascamos como tú y mi padre a mi edad y también nos gusta joder y follamos como lo hacías vosotros dos o él y mi madre cuando me hicieron a mí..... La diferencia con mi madre está en que yo no puedo quedarme embarazado aunque me la metan todos los días una docena de veces”. “Pero que coño dices, puto mocoso!.... Con quien follas en el colegio?”, saltó Alejandro furioso. “Con nadie. No te preocupes que ahí no te pondré los cuernos. Pero aunque follase con otro tío no me preñaría. Y tú tampoco. Yo no soy mujer y tampoco tengo virgo que puedan romperme”, puntualizó el chico. Y Alejandro añadió aún más cabreado: “Ya te han dado por el culo?..... Quién fue?”.
Alex se separó del amigo de su padre y sin mirarle contestó: “Sí. Ya me la han metido por el agujero del culo. Pero tampoco me rompieron nada. Ya te dije que no soy una mujer. Bueno, sí me rompieron el ano la primera vez, pero las otras no es que lo haya pasado bien y me gustase la hostia, pero no se me rompió nada más”. “Quién te folló, Alex?”, inquirió Alejandro. Y el chaval se lo aclaró: “Me violó mi primo a los quince años y luego me la metió algunas veces más hasta que lo empujé y se lastimó en la cabeza..... Desde entonces estoy en el colegio y ahí no me lo monté con nadie todavía.
Alejandro se alejó más del chico y gritó. “Ni lo sueñes!. Eres como mi hijo y si no callas la boca y dejas de decir chorradas te arreo un castañazo que te salto los dientes...Y no quiero oír ni una palabra más sobre este tema.... Tú en tu sitio y yo en el mío o no vuelves a esta casa.... Elige. Y esto va en serio, Alex”. El chico se echó a llorar con hipo y dijo: “Pues no me llames Alex, que tú no eres mi padre ni lo vas a solucionar todo arreándome estopa. Si llamarme Alex te convierte en mi padre, llámame Fran como el resto..... No eres mi padre Alejandro y puedo quererte y desearte como hombre para follar y amarte. Pero si te enfada tanto lo que digo no volveré a molestarte”. El chaval se tapó los ojos con las manos y quedó hundido tras sus reproches, pero Alejandro le dijo: “No me molestas, pero me sacas de mis casillas con esas cosas que dices”. El crío levantó la vista hacia Alejandro y le suplicó: “Por favor, no me eches de tu casa.... Quiero estar contigo aunque sólo pueda verte y hablarte de otras cosas...... Alejandro, no me dejes solo otra vez”.
Alejandro abrazó al chico y lo besó en la frente y le tranquilizó: “Si no quieres que te llame como tu padre te llamaré Fran, pero para mí también eres mi Alex y no te dejaré nunca.... te iré a buscar todos los fines de semana y también estaremos juntos durante tus vacaciones. Tú y yo somos la única familia que nos queda a cada uno. Así que no podemos estar separados más tiempo..... Pero piensa que todo lo demás que has dicho es inaceptable. Eso has de tenerlo muy claro. De acuerdo, Alex?”. “Sí”, asintió el crío de boca para fuera, puesto que por dentro lo único que tenía claro es que aquel tío sería suyo para siempre. No tenía prisa, pero el amigo de su padre terminaría cayendo en sus redes y sería el amor de su vida. Eso sólo era cuestión de tiempo, paciencia y muchas pajas en solitario todavía. Pero sabía que un día no lejano, Alejandro lo agarraría por detrás, después de besarlo en la boca, y le daría por el culo por primera vez, para no dejar de follarlo jamás.