"Quién dará vida al bello esclavo sino su amo?. Sus rasgos pueden ser perfectos y su cuerpo hermoso, pero sólo su señor posee el corazón del siervo que vive por y para el placer de su dueño. De su amante y de su dios. El es sólo un pobre perro triste si le falta la mano que sujete la cadena con firmeza y afecto. Solamente es carne sin el alma que le regala el amo al fecundarlo de amor"
ANDREAS

domingo, 23 de enero de 2011

14 El vendedor

Recorrieron la calle de un extremo a otro, viendo escaparates de tiendas de ropa y zapatos, y a Alejandro le gustó unas bermudas para Alex y decidió entrar en la tienda. Les atendió un joven demasiado moreno para no tener alguna mezcla de sangre africana en sus venas, cuyo cuerpo, muy bien formado, dejaba ver en su parte trasera un culo respingón tipo sandía.

El dependiente era muy agradable y nada más entrar Alejandro y Alex en el establecimiento se desvivió por atenderlos y hacerles el artículo de cuanta prenda veían y tocaban. Alejandro le anticipó que deseaba ver algo para el chaval y se lanzó a mostrarles lo que le parecía adecuado para el jovencito. El tío se explayó un rato y cuando Alejandro ya le había hecho la ficha, le dijo que le enseñase las bermudas en tono amarillo del escaparate.

El amable vendedor sacó la prenda del expositor y sin quitarle la vista al paquete del mayor, no dejó de adular los bonitos ojos verdes del joven y lo bien que podía quedarle cualquier cosa a un chico tan guapo y con tan buen tipo. Alex estaba algo cohibido con tanta adulación y le daba la impresión que lo había tomado por el chulo del otro. Aunque bien mirado un puto y un esclavo no se diferencian mucho. Ambos suelen servir para que los usen sexualmente. Pero la diferencia fundamental es que uno sólo lo hace por dinero y el otro porque pertenece a su amo y lo adora sin esperar nada a cambio. Pero en realidad deben portarse como putas para satisfacer a quien los mantiene a su lado.

Alejandro observó el artículo y le echó mano al culo de su esclavo. Y dirigiéndose al dependiente dijo: “La verdad es que debe lucir mucho en este culo... Te has fijado que bueno está mi chaval?”. El joven sonrió y, echando el culo hacia fuera, miró maliciosamente al mayor diciendo: “Sí. Tiene un culo tan bueno como el mío y tiene que quedarle de maravilla en ese color. A mí es el que mejor me sienta por mi tono de piel.... Y no se puede negar que semejante culo merece un macho así a su lado”. Y Alejandro entró al trapo: “Lo mejor es que se lo pruebe sin nada y ver como le sienta...... Alex desnúdate.... Y tú echa el cerrojo a la tienda por un rato. Así no nos molestará nadie y podrás atendernos mejor”. Y como si tuviese un resorte mecánico, el vendedor cerró la puerta y volvió rápidamente junto a los clientes. Alex se quitó la ropa, pero se puso rojo como un tomate porque la trasera de sus calzoncillos tenía una mancha de semen. El amo lo llenaba tanto al follarlo que era normal que vertiese si no cagaba pronto la leche. Ya estaba en pelotas, pero el amo no le daba las bermudas para ponérselas y le entró más vergüenza aún al exhibirse sin nada encima ante el otro joven.

El amo le ordenó que diese una vuelta en redondo para contemplarlo mejor y le dijo al tendero frotándose el paquete: “Has visto que criatura tan preciosa!”. El joven respondió con los ojos clavados en la entrepierna abultada de Alejandro: “La verdad es que parece muy hermosa!”. Alejandro se dirigió a él y añadió: “Me refiero al crío no a mi verga... Pero ya que te interesa, arrodíllate y me la mamas”. Y dicho y hecho, el dependiente se hincó de hinojos y quedó hipnotizado ante el cipote que se mostró delante de sus narices. Y se lo tragó. Alex miraba empalmado al ver la chorra de su amo, pero con rabia por no ser él quien la chupaba, y Alejandro le indicó que se acercara a él. El crío se aproximó y el amo le tocó el ano con los dedos y le dijo al oído: “Qué bueno estás!. Voy a tener que volver a follarte aquí mismo...... Venga, guarra, chúpale el culo a mi chaval”. Y le sacó la polla al otro poniéndole el culo de Alex en la boca.




Al esclavo le gustaba que le lamiesen el ano, pero estaba incómodo por la presencia del vendedor y que éste fuese quien le metiese la lengua por el culo. Pero Alejandro estaba muy excitado y agarró al crío para darle la vuelta y se la clavó hasta el fondo ordenándole al otro que le mamase la pollita a Alex hasta que se corriese en su boca y él dentro de sus tripas.

Alex sólo necesitó sentirse inundado por el semen de su amo para verter su leche en las ansiosas fauces del dependiente y una vez vaciados los huevos de ambos, Alejandro le ordenó al otro joven que le limpiase la verga y después que pusiese al boca bien abierta en el ojete de su chico para recoger su esperma y que no manchase otra vez los calzoncillos el chaval. El atento y amable tendero se apresuró a satisfacer
los deseos de Alejandro y se corrió como una cerda en cuanto Alex le dio la preciosa carga que tenía en la barriga.

Y Alejandro dijo: “Alex, ahora ya puedes probarte el bañador”. Y el mismo se lo vistió al chico. Y preguntó al dependiente: “Crees que estás tan bueno como él?..... Me gustaría ver cual de los dos luce mejor las bermudas... Desnúdate tú también y ponte al lado del chico”. Al otro le faltó tiempo para quitarse la ropa y se arrimó a Alex para que Alejandro comparase sus traseros y valorase cual era mejor.


El amo le bajó el bañador al esclavo y palpó ambos culos. Sopesó las nalgas de los dos jóvenes y sacó su conclusión. Dos buenos pares de nalgas en cada uno, prietas y firmes, estupendas para una zurra y sobre todo para albergar su verga un buen rato mientras reciben por el culo una buena follada con ración de leche incluida. Sin embargo, de tener que elegir se quedaba con el de su esclavo, aunque reconocía que el del otro joven también era un buen ejemplar para perder unas horas trabajándolo a fondo. La consecuencia era lógica, pero faltaba ver al dependiente con las bermudas.
Alejandro le dijo a su esclavo que se quitase el bañador y que lo pusiese el otro. Y así se hizo. El dependiente se vistió las bermudas y su culo resaltó de inmediato con luz propia como un farol en la noche. El amarillo resaltaba su redondez y el tono tostado del joven lucía el conjunto. Estaba guapo con el bañador y daban ganas de palmearle el trasero a dos manos. Por lo cual, el vendedor les colocó las bermudas y también le vendió su palmito a Alejandro, que le dijo: “Esta noche a las doce vienes a esta dirección. Bien duchado, por fuera y por dentro, y sin perfumes ni afeites de ninguna clase. Y rompe todos los compromisos para este fin de semana porque ya estas ocupado hasta el lunes por la mañana. Y ni un minuto de retraso o lo pasaras mal.... Alex coge la bolsita con el bañador”. “Sí, señor. Seré puntual”, contestó el dependiente. “Veo que sabes lo que te conviene”, respondió Alejandro. Y el joven añadió: “Sí, señor..... Me llamo Oscar”. Y Alejandro respondió: “Me da igual como te llames. Para mí sólo eres una puta zorra a la que voy a dar caña este fin de semana”. “Sí, señor”, acató el vendedor.

Y sin decir ni adiós, Alejandro y su esclavo salieron de la tienda con su compra. Pero Alex ya no tenía la misma alegría que cuando su amo le sacó la verga del culo. La invitación, por no decir la orden que su amo le diera al dependiente para ir el fin de semana a ser usado, lo dejó cabizbajo y tenía ganas de llorar. Pero el amo se adelantó a cualquier demostración del chico diciéndole. “Tu amo puede hacer lo que le dé la gana, cuando, donde y con quien quiera. Y como sueltes una lágrima no pruebas verga en todo lo que resta del mes”.

El crío hizo de tripas corazón y le rogó al amo: “Perdón, amo. No lloraré, pero no me castigues con eso... Te lo suplico, amo.. Hazme lo que quieras menos eso... Por favor, amo”. “Está bien. Pero no consiento ni malas caras ni semblantes mustios conmigo. Así que sonríe y agradece lo que te regalo”, puntualizó el amo. Y el chico contestó: “Sí amo. Te agradezco cada minuto del día contigo y lo que me compras, pero lo que más tengo que agradecerte es el amor con que me das tu leche y los polvos que me metes por el culo. Pero sé que no soy más que un esclavo y tú eres mi dueño y dispones de mí como te de la gana. Yo te adoro y sólo quiero ser el que te dé más placer de todas las otras putas que puedas usar. Quiero ser tu mejor zorra y quien mejor traga tu verga y pone el culo para que me lo rompas. Quiero darte más placer que ninguna otra perra, amo”.

Alejandro no le respondió, pero su corazón se enterneció ante la entrega del crío. De buena gana le hubiese dado un besazo en los morros y se lo hubiese vuelto a follar nada más sentarse en el coche, pero tenía que fingir enojo por las abortadas lágrimas del chaval y su desagrado porque su amo se iba a tirar una puta guarra durante el fin de semana. Alex tenía que acostumbrarse a que ningún esclavo puede pretender ser exclusivo para su amo, ni menos el único al que le conceda el favor de su polla. Era duro para Alex que acababa de conocer los placeres que le daba la verga de su dueño, más también era imprescindible para su educación entender cuanto antes que un esclavo no es nada y su pensamiento o voluntad significan una mierda para su señor.

Siguieron viendo tiendas y Alejandro le compró otras cosas al chico, que todas le sentaban muy bien y parecía un pichón de lujo con tales atuendos. Más tarde, tras tomar un aperitivo con unas birras, comieron en un lugar agradable y el chico forzó el apetito para no enfadar a su amo. Al llegar a casa el chico seguía triste pero intentaba disimular su disgusto y ponía buena cara al mal tiempo para no quedarse sin rabo todo el mes. Y fue corriendo a quitarse la ropa y volver con las bermudas amarillas que le compró su amo y que le sentaban tan bien, para que lo viese otra vez con ellas puestas.

Alejandro lo abrazó por la cintura y le dijo: “Estás muy guapo, mi niño...... Piensa que nadie te quitará el puesto en mi cama...... Tú eres mi esclavo y el resto sólo son perras salidas a las que hay que ponerles el coño a enfriar a base de hostias. Además tu no estás hecho para estar en ese sótano que tanto te asustó al verlo. De momento no entrarás ahí por ningún motivo. Es una zona vedada para ti y no debes ni ver ni saber lo que pasa dentro de esa mazmorra..... Está claro?”. “Sí, amo”, acató el crío.


Su amo se lo dejaba claro. Ni por una urgencia debía entrar en el sótano. Ese lugar estaba prohibido para Alex. Y no cabía ninguna otra explicación ni darle más vueltas a ese asunto. Para el chico, debajo del garaje estaba la nada y punto.

8 comentarios:

  1. Muy bueno Andreas, como es su costumbre. Besos

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  2. Muy buena esta historia

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  3. excelente y como siempre esperand el proximo capitulo. saludos!

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  4. como se llama los modelos de las novelas?

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  5. q estupideses escribess...a leguas se nota q eres un homosexual q no ha salido del closet..
    gross

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  6. que cuerpazos por dios!!! me los como a los dos. john

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  7. Como me gustaria ser esclavo, que exitante esta historia, gracias.

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  8. tambien quiero lo mismo.qe m den por detras robert...

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