Los chicos estaban bronceados por el sol y curtidos por el aire marino, puesto que no sólo habían buceado y nadado, sino que el amo había alquilado un velero y los chavales navegaban con él por toda la ría y sus contornos. Guille ya sabía navegar y controlaba perfectamente la embarcación y el manejo de las velas y Alex, siempre dispuesto al deporte y al ejercicio físico, se las apañaba muy bien como navegante junto a su compañero.
Alejandro que también había practicado la náutica en los veranos de su niñez, aunque estaba desentrenado por tanto tiempo sin surcar el mar empujado por el viento, pronto se puso de nuevo en forma y refrescó sus conocimientos marineros para hacerse con la caña del timón y dirigir el barco a buen puerto. Igual que patroneaba la vida de sus esclavos reforzando sus personalidades y haciendo de ellos dos hombres responsables en cualquier faceta de sus actividades, tanto académicas como aquellas propias de su condición de seres sometidos a las servidumbres que su posición de amo les exigía.
Ambos esclavos, cada día más fuertes y desarrollados, eran dos estupendos mozos de veinticinco y veintidós años, respectivamente, y su dueño presumía de ellos exhibiéndolos como una pareja de perros de la mejor raza, perfectamente adiestrados por él para deleitarlo no sólo en el placer sino también en los sencillos detalles de la convivencia diaria, a base de amor y mano dura si era preciso.
Ese día era el cumpleaños de Alex y el amo quería hacerle un buen regalo. Pero no se lo daría hasta después de la fiesta que había preparado en casa para celebrarlo. Solamente estaban invitados Pablo, con su estimado esclavo Diego, e Isidro que estaba totalmente prendado de Rober, el hermano mayor de Guille, y sería injusto no admitir que a sus veintisiete años era un joven de una clase y un estilo dignos de un refinado personaje de la alta sociedad. El chico estaba muy enamorado de su pareja, no tanto por la exquisita y lujosa vida que le proporcionaba, como por lo adorablemente cariñoso que era con él y su familia. Incluso en alguno de sus viajes se habían llevado con ellos a la madre de Guille, que estaba encantada con los novios de sus hijos. Pero seguía creyendo que el de Guille era Alex y adoraba a su tutor por lo bueno que era con su hijo al cuidarlo y lograr que de ser un mal estudiante, pasase a tener un brillante expediente académico en su carrera.
La cena fue muy agradable y los invitados le entregaron los regalos al chaval tras soplar las velas de una riquísima tarta que elaboró Diego, pero su amo no le enseñó ninguno ni mencionó siquiera que fuese a obsequiarle con algo. El primer extrañado fue Guille, que si le dio a su compañero una equipación completa de los Lakers para jugar al basket, incluidas zapas nuevas, que compró ahorrando de lo que el amo le daba para ir a clase y otros pequeños gastos. Pero terminó la velada y se quedaron solos en la casa sin que su señor pasase de felicitarle el cumpleaños a Alex dándole un beso con fuerte morreo en la boca.
Los dos chavales se dispusieron a recoger los restos de la fiesta, pero el amo les dijo: “Dejemos eso para mañana. Ahora voy a llevaros donde siempre os prohibí entrar. Al sótano. Allí le daré su regalo a Alex, porque sé que es lo que desea desde que supo de la existencia de ese lugar en esta casa. Y tú, Guille, también participarás de ese regalo, ya que te intriga tanto como a él ese misterioso habitáculo bajo el garaje. Y por fin lo veréis y me divertiré con vosotros allí..... Vamos antes de que sea más tarde y os caigáis de sueño. Seguidme”.
Los muchachos se miraron incrédulos y no se atrevieron ni a cagarse de miedo sabiendo que clase de cosas le hacía el amo a otros tíos en ese sitio. Si bien es verdad que desde hacía años no recordaban que el amo bajase con nadie al sótano. Pero los instrumentos y todo el arsenal de juguetes sexuales seguirían allí abajo y ahora, sin previo aviso, los esperaban a ellos.
Por qué su amo había cambiado de idea y después de tanto tiempo, cuando los chavales casi se olvidaran de la existencia de ese lugar vetado para ellos, decidía llevarlos y usarlos en ese espacio que había reservado para sus juegos de sexo duro con otros sumisos?. No acababan de entenderlo, pero la voluntad de su dueño era sagrada para ellos e irían el fin del mundo si él se lo ordenaba. Y, silenciosos y expectantes, iban detrás de su dueño bajando las escaleras que conducían al misterioso sótano de la casa.
El amo entró y la oscuridad dio paso a la luz y los chicos se quedaron pasmados. No había nada extraño ni que tuviese relación con prácticas sexuales de ningún tipo. Aquello era una sala de juegos, con una diana para dardos en una pared y en cuyo centro estaba una mesa para jugar al pool, además de otros muebles y accesorios propios de un salón de billar, con mueble bar y nevera.
Y Alejandro le dijo a Alex: “Este es tu regalo. Se acabó en esta casa cualquier juego cuyos protagonistas no seamos nosotros. Y como lo que había no era adecuado a mis esclavos, ahora en su lugar he montado un salón para divertirnos los tres. Y principalmente jugando con las bolas, ya sean de marfil o las de mis dos muchachos. Te gusta?”. Alex no podía cerrar la boca por la sorpresa, pero Guille le dio un empujón que le desató la lengua: “Sí, amo!. Me encanta!. Es el mejor regalo que podía esperar........ Gracias, amo”. Y el chaval se abrazó al cuello de Alejandro besándolo mil veces.
El amo le regalaba a su esclavo la inexistencia de zonas vedadas para él dentro de la casa y, además, generosamente les otorgaba a los dos muchachos la exclusividad de su sexo. Eso no le costaba tanto, dado que ellos llenaban y complacían todas sus apetencias sexuales y afectivas y el sótano llevaba años a oscuras y cerrado. Pero el significado del acto era claro y la renuncia a otros cuerpos constituía un privilegio para sus esclavos. Y no sólo Alex estaba feliz por ello, porque a Guille se le humedecieron los ojos de alegría. A parte que le molaban cantidad ese tipo de juegos que huelen a humo de tabaco, saben a alcohol y son muy de hombres duros.
Y jugaron su primera partida de pool sobre la mesa con su tapete verde impecable. Ganó Guille y el amo lo recompensó con un polvo inclinado sobre la mesa y con la cara entre las bolas. Pero el homenajeado era Alex y más tarde lo subieron desnudo a la mesa, mirando al techo y con las piernas flexionadas y abiertas. Y su amo y el otro esclavo compitieron en hacer carambola contra sus pelotas. Y cuando ya las tenía algo infladas de tanto golpeteo, Alejandro le ordenó a Guille que se las levantase con la punta del taco par dejar a la vista el ojete. Y ahí fue donde el señor dirigió su puntería en las siguientes tacadas. Al mismo ojo del culo de Alex y lo bueno es que siempre acertaba en pleno orificio. De estar más dilatado el agujero seguramente le habría metido más de una bola numerada.
Y al cabo de un tiempo prudencial, subió a la mesa Guille, también en cueros, y se sentó a horcajadas sobre Alex, juntando su cara con la suya, y el amo tiró de sus genitales hacia atrás para unirlos con los del otro chaval. Y la jugada se centro en darle con las otras bolas a los cojones de ambos esclavos, haciéndolos chillar ligeramente. Mirando la expresión y el gesto de Alex, se notaba lo caliente que estaba el muchacho. Pero la de Guille iba a la zaga y denotaba estar cachondo y encendido como un pebetero.
Alejandro se los pasó por la piedra a los dos sin moverlos de donde estaban. Y el tapete de la mesa empezó a mostrar manchas de semen en el centro. No serían la únicas, por supuesto. Y el esperma seco en el verde inglés, demostraría lo mucho que gozaban el amo y los esclavos con su sala de juegos para hombres recios. Allí sólo entrarían ellos y algunas veces Pablo y Diego, que también echarían largas partidas de billar americano con Alejandro y sus dos esclavos, tratando de meter las bolas por los agujeros . Hay que decir que Pablo fue el encarado de supervisar el montaje de la sala mientras su amigo pasaba unos días en la casa de la playa con sus dos amores, tan complementarios como el sol y el agua salada.
Esa noche durmieron cansados del esfuerzo físico pero no hartos de amar y llenos de energía para seguir con su vida y el ansia de pasión y felicidad que embargaban al amo y a sus dos esclavos. Sensaciones y sentimientos que deseaban y esperaban que se perpetuasen y acrecentasen más a lo largo del tiempo.
FIN
No es justo!!! Ya es el fin. Gracias Maestro Andreas!!!
ResponderEliminarScott Moon
Esperemos que para el proximo halla mas relacion y accion Amo-esclavo y menos amor y besuqueos...
ResponderEliminarya son dos con las misma tematica El soldado y este...
Maestrooooooo eres un genio! me uno a las palabras de Guille al decir q se le humedecieron los ojos, pues a mi se me cerro la garganta por este final con las declaraciones de Alejandro de tanto amor.
ResponderEliminarGracias por esta bella historia! y sigue asi (ya sabes a mi como chica me encantan las historias de amorrrrrrr y sexo obvio jajaja)
Besotes y abrazos!!!
Eli
Andreas,felicitaciones un trabajo redondo.
ResponderEliminarme ha encantado.
Besos
Agradezco el interés a todos los que han seguido esta historia
ResponderEliminarMuchas gracias Andreas, me han encantado tus relatos, han sido geniales, y el final no podía ser mejor, en su punto justo de morbo. Muchas gracias, y espero pronto otros relatos tuyos.
ResponderEliminarwow que historia y pensar que la encontre por casualidad, solo agradecer por tan bella obra ...valio la pena pasarme la noche en vela leyendola se agradece ojala pronto venga otra historia
ResponderEliminarGracias amigo, en nuestro blog Perros encontrarás otras tres apasionantes historias del mismo autor.
ResponderEliminarSaludos
Jo... pero que buenisima historia
ResponderEliminarhe tardado en leerla 10 dias y me ha encantado
Andreas creo que te llamas... desde hoy soy un
admirado por completo de tu literatura
Gracias Gran Maestro, de este arte*
Eduardo
Hola,leí esta historia hace bastante tiempo.núnca me atreví a dejar una nota,pero en este instante acabo de terminarla y todo mi ser vuelve a sentir lo mismo que la primera vez,verdadero deleite,alegría extrema de poder disfrutar tan emocionante y bella historia de amor.Así que gracias Maestro por compartir tu ingenioso trabajo con todos nosotros,lo he disfrutado a plenitud!!,¡¡Ah,y lo mismo digo con tus otras obras,con las cuales he gozado una barbaridad y lo sigo haciendo con la tercera parte de tu "Conde"
ResponderEliminar¡¡Felicitaciones y el mas caluroso de los aplausos!!!!!