Alejandro Había decidido tomar lo que era suyo y cogerlo en sus manos para estrecharlo y fecundarlo teniendo al esclavo entregado y poniéndolo en la cima del éxtasis.
Pero para eso era precisa una preparación previa que no pusiese en sobre aviso al chico, rompiendo la sorpresa de un asalto inesperado. Por ello, nada más levantarse, desayunaron tranquilamente y organizó la jornada con las tareas que el chaval tendría que realizar durante ese día. Siempre había ejercicio físico y gimnasia, algo de estudio, preparar algún trabajo para el amo y lo que fuese surgiendo a lo largo de la mañana o de la tarde. Sin olvidar ratos de descanso con caricias y quizás algún desahogo sexual tanto del amo, como del esclavo si lo merecía y el amo le veía las bolas demasiado infladas.
Alex comenzó sus quehaceres, pero al rato notó dolor en el vientre y ganas de cagar. El amo estaba cerca y le vió las muecas y como se frotaba la barriga y le preguntó: “Te encuentras bien?”. “Me duele la tripa y tengo ganas de ir al baño”, respondió el chico. “Vete”, le autorizó su dueño.
El muchacho estaba como descompuesto y soltó cuanto tenía dentro de las tripas y cantidad de gases. Estaba algo asustado y el amo le dijo que eso no era preocupante y que estaría a dieta todo el resto del día. Sólo bebería agua fresca. Pero que si volvía a cagar que se lavase bien el culo después.
Y efectivamente no paso demasiado tiempo y al crío le entraron otra vez las mismas urgencias por ir a defecar y estuvo bastantes minutos echando agua, mierda y pedos. Y tuvo que lavarse el culo otra vez, tal y como le ordenara su señor.
Durante esa mañana hubo de repetir dos veces más su visita al retrete y ya le dolía el esfínter que se le había puesto algo irritado de tanto desfondarse los intestinos del crío. De todos modos, aunque al chico se le notaba algo preocupado, el amo estaba absolutamente tranquilo y no le daba importancia a que el chaval tuviese el vientre suelto ese día. Lo que único en que le insistía era en lo de la limpieza al terminar y que bebiese bastante agua, pero que eso no fuese excusa para dejar de hacer todo lo que le había ordenado después del desayuno.
Lo que Alex no intuía es que su amo le había puesto un laxante en el café y estaba limpiando sus tripas para recibir la polla de su amo en su recto sin necesidad de lavativa previa. Aún tenía que soltar algo más por la tarde y, sin tomar nada sólido, ya estaría preparado para ser usado por su dueño.
Alejandro lo miraba y se sonreía por lo bajo, pero no iba a decirle nada ni descubrirle cual era la causa de su cagalera. Simplemente ese día habría de alternar su trabajo con el retrete. Y eso era todo en realidad. Alex cuando no hacía de vientre se tiraba algún cuesco maloliente, pero la cosa no iría a mayores al pasar las horas y acabarían sus continuos viajes al baño.
Al mediodía vio comer a su amo y le entró hambre, pero éste lo tenía en ayunas para regular su provocada diarrea. Y de ese modo su vientre iba quedándose más plano de lo que normalmente estaba. Y aunque segregase jugos gástricos al oler el alimento, se aguantaba las ganas y oía como las tripas le hacían ruidos. Y no cabía duda que se encontraba mucho más ligero y si no fuese por las interrupciones impuestas por su biología, se diría que derrochaba una actividad frenética tanto haciendo flexiones y estiramientos como levantando pesas.
Pasada la media tarde su cuerpo se había sosegado y dejó descansar el ano que ya estaba relavado, pero un poco irritado por tanto uso. Alejandro, sentado en su mesa de trabajo, le dijo que se acercara y el chico dejó su lectura y se puso al lado de su señor.
Y el amo le preguntó otra vez: “Cómo te encuentras?”. “Mejor, amo”, contestó el chaval. “Ya se pasó la cagalera?”, inquirió el amo. Y el chico dijo. “Creo que sí, amo. Al menos ya llevo un par de horas sin ir al váter. Parece que ya se me pasó, pero no sé que pudo sentarme tal mal..... Sólo como lo que tú me das, amo”. Alejandro miró sus papeles y le respondió: “Pudo ser cualquier cosa. No hay que darle importancia. Además siempre viene bien un vaciado de vez en cuando. Te purifica el cuerpo..... Ven... Siéntate en mis rodillas...... Tengo ganas de acariciarte y darte un beso bien dado...... Te quiero mucho y me gustas un montón..... Ahora no podría vivir sin tenerte conmigo....... Antes de ir a la cama quiero que te duches pero no te pongas ninguna colonia...... Esta noche vas a dormir conmigo y me gusta oler tu cuerpo sin más aroma que el tuyo...... Bésame en los labios rozándolos nada más........ Así...... Ahora dame la lengua........ Eso es..... Cada vez lo haces mejor....... Besas muy bien.... Pero seguro que te duele ahí abajo..... Encerrada no puede enderezarse, pero intenta crecer e hincharse...... Lo ves?...... Mira como esta el capullo..... Duro y mojado...... Te molesta?”. “Me duele. Amo..... Al estar así me excito y noto mucha presión en la polla”, contestó el chaval. “Lo sé. Pobrecito!. Lo mal que lo ha pasado últimamente!”, añadió el amo. Y saco la llave del bolsillo y abrió el candado, dejando en libertad el pene del esclavo.
Fue casi inmediato que se le pusiese tieso y Alejandro se lo acarició con suavidad. Alex pegó su cara a la de su amo y éste le morreó
Y no sospechaba que estaba a punto de serlo por fin y que ahora el amo iba a darle un anticipo. Alejandro besó los pezones del chico y se los mordisqueó jugueteando con ellos hasta ponérselos duros y erectos como pitones. Alex se estaba poniendo muy caliente y se le ponía la piel de gallina al rozarle los dientes del amo las tetillas. Alejandro bajó desde el pecho, siguiendo por el estómago y metió la lengua en el ombligo del chaval. Eso le hacía cosquillas y no podía estarse quieto ni dejar de reírse. El amo también reía y le divertía jugar con Alex como si aún fuese un niño. Un niño grande y hermoso. Tanto que parecía increíble que hubiese cambiado tanto en apenas un año. Realmente era guapo su chico.
Y además lo era con todo el derecho sobre él, porque el muchacho aún no sabía que su padre llegó consciente al hospital y antes de morir escribió una nota para que se la enviasen por correo a su amigo Alex. En ella sólo decía “Ahora es tuyo. Dile que sois los dos seres que más quise en mi vida. Amalo y cuídalo. Y haz de él un hombre como tú sabes. Te amo. Miki”.
El padre le entregó a su hijo para que fuese suyo y le diese todo el amor que ellos no pudieron disfrutar juntos y lo educase a su modo para que fuese tan buen hombre como lo era Alejandro. Pero lo importante de esa breve nota, era que Miki sabía que tipo de relaciones y prácticas sexuales tenía Alejandro desde que se habían separado. Es decir, ponía en sus manos a su hijo con todas las consecuencias que de ello pudieran derivarse, aunque sólo sospechaba cual era la tendencia sexual del crío y no pudiese conocerla todavía. Pero siempre hay detalles en la personalidad que denotan ese tipo de cosas, sin que ello signifique un comportamiento amanerado ni aparentemente sospechoso. A un padre homosexual le es más fácil saber si también lo es su hijo adolescente. Y esa también era la razón por la que Alejandro se resistió a tener relaciones sexuales con Alex hasta no estar seguro de que se entregaba a su dominio voluntariamente y consciente de lo que hacía, ya que el chaval le había dejado clara su homosexualidad desde el principio, pero no deseaba un joven para follarlo ni siquiera un simple amante por muy guapo que fuese. Alejandro quería a Alex entero y para su total satisfacción y placer. Quería ser su único dueño. Su amo y señor.
“Tendrás mucha hambre?”, le preguntó al chaval. “Sí, amo”, dijo Alex tocándose la barriga. Y el amo le contestó: “Voy a darte de comer un buen alimento”. Puso en pie al chaval y lo ordeñó hasta dejarlo sin nada en las pelotas. Pero recogió la leche en un plato y se la dio a lamer. Terminado el aperitivo le dijo que se arrodillase entre sus piernas y añadió: “Ahora toma mi leche, pero extrae tú mismo mi savia con la boca. Mama y traga todo lo que te dé sin sacarla hasta que yo te lo ordene”.
Alex chupó ansioso como un cabrito exprime las ubres de la cabra repletas de leche y obtuvo su recompensa llenando el estómago. Pero no sólo la relamió hasta que ya no le daba nada, la mantuvo dentro de la boca y el amo le dio de beber su orina. Una vez satisfecha la panza, el muchacho eructó.
Alejandro casi no cenó y volvió a abrazar a su esclavo diciéndole: “Vamos a la cama.... Esta noche quiero estar con mi amante y no sólo con mi esclavo. Te gustaría dormir siempre en mi cama?”. El chico casi no podía hablar de emoción y respondió casi incrédulo: “Amo, eso ser...”. El amo le interrumpió y le ordenó: “Esta noche llámame por mi nombre. Somos Alex y Alejandro. Dos amantes que van a pasar la noche juntos”. Alex prosiguió: “Alejandro, eso es más de lo que puedo imaginar como el mayor privilegio de este mundo. Ya he dormido contigo otras veces, pero hacerlo siempre es mi mayor deseo de felicidad. Estar siempre a tu lado muy pegado para sentirte y tener tu calor y tu amor hasta dormido.... Te quiero muchísimo y si esta noche he de ser antes tu amante que tu esclavo, he de decirte que quiero ser tuyo sexualmente y por completo. Quiero tenerte dentro y sentir tu cuerpo y vida en mi barriga. Y que hoy todavía la tengo muy vacía, además. Está como si me hubiesen puesto un enema”. Alex se quedó callado de repente y fijó al mirada en los ojos de su amo y exclamó: “Por eso has limpiado mis trip...... Me vas a follar!”. Y el amo le dijo: “Sí. Es verdad. Está preparada para mí polla. Esta mañana tomaste un laxante para estar vacío y limpio para que te meta la verga por el ojete hasta bien adentro. Alex, esta noche te daré por el culo por primera vez”. “Será la primera vez en mi vida, porque sólo me la metió mi primo, pero nunca me han dado por el culo todavía. Te amo, Alejandro”, aseveró el chaval.
Al esclavo amante se le iluminó la mirada y no pudo más que sonreír y casi llorar pensando que al fin había llegado la hora y el instante supremo de ser montado y fertilizado por su amor y amo, que eran la misma persona.
Suplicando por la continuacion!!! Besosssssss
ResponderEliminarAtrapante, felicitaciones.
ResponderEliminarGenial Maestro! besos
ResponderEliminarSois muy generosos, pero anima a escribir más
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