"Quién dará vida al bello esclavo sino su amo?. Sus rasgos pueden ser perfectos y su cuerpo hermoso, pero sólo su señor posee el corazón del siervo que vive por y para el placer de su dueño. De su amante y de su dios. El es sólo un pobre perro triste si le falta la mano que sujete la cadena con firmeza y afecto. Solamente es carne sin el alma que le regala el amo al fecundarlo de amor"
ANDREAS

domingo, 23 de enero de 2011

64 Reflexión

El amo entró en la casa de la playa seguido por sus esclavos y nada más cerrar la puerta les ordenó desnudarse del todo. Quería contemplar por milésima vez los preciados objetos de su placer y tocarlos como si su mano se posase sobre dos esculturas ideadas por el más sutil de los artistas. Alejandro se recreaba con la belleza de sus muchachos, pero en el fondo lo que apreciaba era la calidad que encerraban bajo la piel.



El se desnudó también y se sentó a los pies de la cama para verlos de abajo arriba y fijarse en los pequeños detalles de sus cuerpos. Le gustaban especialmente sus culos y concretamente le enervaban los húmedos y rosados orificios anales, pero le excitaba enormemente verles los huevos, tan bien moldeados y proporcionadamente colocados bajo sus penes cilíndricos y gorditos, con un largo más que aceptable incluso en estado laxo. El vello recortado sobre esos órganos viriles, eran alfombrillas amorosas para recostar la vista y el olfato antes y después de la agitación propia del sexo.

Verlos sentados con las piernas separadas, en actitud masculina, le ponía el pelo de punta, sobre todo si llevaban puestos pantalones cortos y la entrepierna se insinuaba por las perneras. Al verlos siempre le apetecía meterles mano y acariciarles los muslos hasta llegar a la pelotas y juguetear con ellas mientras les crecía el bulto bajo la tela. Luego se las apretaba y les llamaba salidos, pero terminaba follándoselos o comiéndoles la polla a los dos.

También le deleitaba besarlos desde la nuca a la base del cuello y darles pequeños mordiscos en esa zona que le electrizaba el vello a los chicos. Y el no va más era lamerles el ano y penetrárselo poco a poco con los dedos, para dilatarlo y ponérselo a tono antes de darles por el culo.


 Los chicos se entregaban en cuerpo y alma a cuanto el amo les dijese y se ofrecían sin limite para ser el mejor juguete de su dueño. Y Alejandro los tomaba a pequeños sorbos o en tragos largos y sin respirar, para gozar en toda su extensión el lujo de ser el amo de aquellas dos maravillas de carne y hueso.

Con la yema de los dedos recogía las gotas de babilla de sus capullos como si fuesen lágrimas divinas del mismo dios del amor y las lamía para degustar la esencia de sus dos esclavos y llenarse de su olor y su sabor, tan parecidos y al mismo tiempo tan diferentes el de uno y otro. Hasta cerrando los ojos distinguía de cual era el efluvio que aspiraba y saboreaba en el paladar. Alex era algo más dulce y denso, mientras que Guille resultaba un poco más ácido y de textura más intensa, pero ambos exquisitos y siempre apetecibles a todas horas.

Y de broma les decía: “Voy a comprar dos fuentes muy grandes y os colocaré en ellas para comeros como cochinillos. Porque de vosotros dos también se aprovecha todo. Hasta las pezuñas, que por cierto que ya no os huelen tan mal como cuando jugáis al balón cesto en casa”. “Eran aquellas zapas que se ponía Guille las que apestaban, amo. Nos lavamos bien los pies y no huelen mal para que nos puedas comer enteros si es lo que deseas”, dijo Alex. “Aunque os apestasen a queso podrido os comería igual”, contestó el amo. Y añadió: “Guille, estás contento de como han salido las cosas?”. “Sí, amo. Espero que mi hermano sea feliz con tu amigo. Y conque sea tan sólo la mitad que yo, ya sería mucho. Y gracias por comprar esta casa para venir aquí de vez en cuando. Siempre me gustó más que el pazo y ahora me es especialmente querida por ser tuya y estar contigo y Alex en ella”, respondió Guille.

Alejandro les dijo que se sentasen a cada uno de sus lados y le habló a Guille: “La he comprado más por ti que por Alex y espero que ahora pondrás algo de tu parte también”. Guille lo miró con los ojos muy abiertos y le preguntó: “Qué quieres que haga, amo?”. “Que estudies como Alex y no tenga que obligarte a hostias. Porque vas a estudiar igual aunque tenga que dejarte el culo pelado. Así que es mejor que lo hagas sin necesidad de látigo”, le dijo el amo.

Y el esclavo acató: “Sí, amo. Estudiaré aunque me cueste un huevo”. Y Alejandro le miró a los ojos y le aclaró: “Un huevo no, pero te encierro la polla en una jaula de acero y no se te empina aunque te folle sin parar. No te corres ni por apuesta!”. Guille casi se puso pálido y suplicó: “No, amo. Eso no, por favor!. Iría dejando gotitas de baba por toda la casa sino puedo soltar la leche, amo!”. “Pues ya sabes lo que te toca. Romperte los codos y dejarte de vaguear. Porque de tonto no tienes un pelo”, dijo el amo. “Sí, amo”, respondió el chico bajando la cabeza. Alex sólo observaba, pero levantó un dedo pidiendo permiso a su amo para hablar. Y autorizándoselo, dijo: “Amo, puedo ayudarle para que estudie mejor?”. “Sí, claro. No sólo puedes sino que debes hacerlo. Porque si yo estoy de mala leche con uno de los dos, el otro también sufre las consecuencias. No te parece?”, respondió el amo. “Sí, amo”, dijo Alex mirando de reojo a su compañero, como diciéndole: “Tío, espabila o nos brea y nos enjaula las pichas a los dos. Y la mía no tiene ningunas ganas de estar encerrada, tío!”.

Pero cuestiones académicas aparte, los dos chicos estaban encantados de estar bajo la protección de una amo tan hombre como Alejandro, que no sólo los follaba como un semental, sino que los quería y se preocupaba del bienestar de los dos muchachos. Y ahora que podrían disfrutar a menudo con su dueño de la playa y del mar, su felicidad era completa y sus caras la reflejaban a pesar de que les cayese alguna paliza u otro castigo por incomodar a su señor. Eran conscientes que sus nalgas no sólo le daban placer al amo para sobarlas o morderlas, sino también para azotarlas y calentárselas antes de usarlos como sus putas. Y a ellos eso les daba morbo y los ponía más cachondos aún al sentir la verga de Alejandro taladrándoles el ojo del culo para joderlos a saco y dejarlos preñados a tope.



Cuando notaban que la leche del amo les escurría patas abajo, sus pollas volvían a empinarse como si aún no echasen ni una gota de semen por el orificio del capullo. Y al verlos excitados de nuevo, al amo le crecía otra vez el cipote y las ganas de poseerlos se le hacía irresistible. Entraban en un círculo vicioso, aunque quizás fuese más cierto decir que eran un trío de putos viciosos que se excitaban y se ponían cachondos sólo con olerse. Pero si bien la atracción afectiva era a tres bandas, la sexual sólo era bipolar. Ellos con el amo y el amo con ellos dos. Un polo y dos extremos que formaban el polo contrario.

Y Alejandro le preguntó a Guille: “Me quieres igual que a Alex?”. Y el chico le respondió: “Sí, amo. Pero además tú me atraes para follar y ser tuyo y él no. A él sólo le quiero mucho y a ti te deseo además”. Y el amo le hizo la misma pregunta a Alex: “Y tú, Alex, que sientes por Guille y por mí?”. Y el chaval también contestó: “Os quiero a los dos, pero quien me pone caliente y me endurece la polla eres tú, amo. Y el sexo sólo lo entiendo si es contigo. Pero a Guille le quiero mucho y me gusta estar con él y ver como te da placer. Pero sin ti no podría vivir ni sabría hacerlo, mi amo. Y no me preguntes si eso es amor, porque sólo sé que es algo muy fuerte y que me hace feliz sentirlo”. Alejandro acercó a su cuerpo a los dos muchachos y les dijo: “Los dos me atraéis sexualmente y os quiero más que a nadie en el mundo. Y especialmente a ti, Alex, que eres mi propia vida. Aunque a Guille cada día lo siento más dentro de mi corazón también. Ya no podría dejar de tenerte conmigo, chaval!”.

Besó a los dos esclavos y les ordenó acostarse en la cama junto a él. Y dejó que Guille el chupase la polla mientras besaba a Alex en la boca para follarlo después. Luego le tocaría el beso y el polvo al otro esclavo y Alex mamaría también la polla de su amo antes de que enculase a Guille para dormir apaciblemente los tres. Los chicos disfrutaban tanto siendo usados por su señor como mirando al otro como gozaba al serlo. Y ellos se miraban y rozaban sus dedos o se agarraban con fuerza de la mano para notar las vibraciones de placer del compañero. Y hasta llegaban a acariciarse con los labios sintiendo los dos el gusto de ser follado uno de ellos. Y por la mañana se irían a Madrid donde Alejandro tenía aún algunas cosas que poner en orden en su vida y la de sus esclavos.

5 comentarios:

  1. Es el relato de la vida perfecta. Eres un maestro escribiendo.
    Gracias

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  2. Andreas, cada día más romántico!
    Felicitaciones y besos.

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  3. Lucifer Cosme dice... muy bien estamos progresando *.;..;.*
    Bien pes Andreas. ^^

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