47 El sumiso

Nada más entrar en la casa, los chicos se toparon con Alejandro, que los esperaba sentado en su sofá leyendo un libro. Alex le dio un beso y Guille hizo lo mismo saludando al jefe respetuosamente.

Alejandro les dio una palmada en el culo a cada uno y les ordenó que fuesen a la habitación y se cambiasen para estar cómodos en casa. Alex le dijo a su amigo que lo siguiera y lo llevó al cuarto de invitados, siguiendo las instrucciones de su señor.

Y Guille le preguntó a que se refería el jefe al decirles que se pusieron cómodos. El esclavo le preguntó a su vez si había traído unas bermudas o algún bañador que no fuese de esos marca paquete y le llegase al menos a la mitad del muslo y el otro le dijo que sí. Tanto bermudas como bañadores tipo boxer no ajustados. “Pues ponte uno y eso es estar cómodo en casa”, dijo Alex. Y Guille le preguntó: “Con camiseta o sin ella?”. “Normalmente sólo me deja usar camiseta por la noche o si hace frío. Eso si no quiere que estemos desnudos del todo, que también suele ser a menudo”, respondió Alex. Y Guille sonrió haciéndose ilusiones: “Será para follarnos, supongo”.

El esclavo le aclaró sus dudas, o mejor sus esperanzas: “Sí. Pero también puede ser que sólo sea para vernos y contemplar nuestros cuerpos. Le gusta tocar cuando hace algo que no le ocupa las dos manos. Y por eso tengo que estar en pelotas para que me sobe lo que le apetezca. Normalmente termina follándome o dejando que se la mame”. “Joder!. Y cuando va a empezar conmigo, tío?... Estoy caliente como un burro. Fíjate!”, le dijo Guille bajándose los calzoncillos para sacar al aire su polla cada vez más tiesa y gorda. Alex se largó una carcajada y le soltó: “Seguro que al verte así te la mete fijo. Y además te pone el culo como un horno ardiendo mientras te da caña a saco. Las zorras le ponen cachondo y tú eres la mayor que conozco. Estás hecho una puta calentorra, tío!”. Y le echó mano al carajo del otro chaval y se lo retorció como una toalla para exprimirle el agua cuando está empapada.

Ya ante Alejandro, los dos chicos esperaban nuevas órdenes. Y las hubo: “Guille, quítate ese bañador y ven aquí....Joder!. Estás como un perro dentro de una jaula de hembras en celo... Echate sobre mis rodillas boca a bajo. Voy a ver como está ese agujero....... Mejor habría que decir que más que como un perro, estás como una de las perras con el chocho latiendo por meterse la verga del macho.... Parece que no te has metido nada en estas dos semanas”. “No, jefe”, interrumpió Guille. “Y eso de jefe?”, preguntó Alejandro. Y el chico se lo aclaró: “Si no puedo ser tu esclavo, pero tengo que obedecerte, serás mi jefe. No?”.

Alejandro se rió y aceptó el cargo. Y añadió: “Mientras te dilato, dime que has hecho en estos días..... Alex, en ese cajón hay un consolador. Dámelo...... Y quédate aquí de pie para que me ayudes a separarle las nalgas para metérselo...... Tiene un culo precioso este cabrón, verdad?”. “Sí, amo. Dan ganas de morderle una cacha a este puto”, afirmó Alex riendo. “Y su amo continuó: “Sí. Y bien puto que es!. Pero mira que monada de agujero tiene. Es como un bodoque bordado justo en medio de los dos mofletes redondones que tiene por posaderas....Quieres meterle el dedo?”. “No, amo. Nunca lo metí en otro que no fuese le mío. Y de eso ya ni me acuerdo. Ahora sólo me lo metes tú, amo”, repuso el esclavo. Pero el amo le ordenó al esclavo: “Mételo....... Más..... Entero.... Eso es.....Muévelo..Así.... Qué sientes?”. “Late, amo”, contestó el esclavo. Y el amo afirmó: “Vive y por eso late de deseo. Su cuerpo reclama lo que ya no puede dejar de soñar..... He sacado fuera de un machito que se creía hetero, la zorra que llevaba dentro desde que nació. Ahora ya sólo es un puta para dar placer a un macho....Has pensado en tías?. Guille calló unos segundos, pero se acordó de la advertencia de Alex y confesó lo que había pasado con la muchacha que quiso follar con él.

El amo, o jefe para Guille, le metió el consolador despacio hasta dejar fuera solamente el extremo por el que lo sujetaba y lo mantuvo unos segundos quieto, clavado en el recto del chaval. Alex estaba expectante de lo que pudiese hacerle su amo a Guille. Y éste sólo cerraba los ojos y la boca para no suspirar y jadear demasiado fuerte. Alejandro empezó a follarlo con el consolador y dijo: “Voy a permitirte que te corras en mis piernas gozando del gusto que te está dando esta polla de goma. Luego enjaularé la tuya y no podrás empalmarte hasta que yo te perdone por haber infringido mis órdenes. Y hasta entonces no te follaré ni te regalaré mi leche. Vas a aprender a controlar tus erecciones y tus irreprimibles deseos de sexo”.

El silencio podía cortarse y ni la follada con el látex le hacía gozar al chaval. De pronto se derrumbaban sus ilusiones y debía comerse con amargura las ganas de mamar la verga del macho que le quitaba el sosiego. Y lo que todavía era peor, no tenerla dentro del culo para preñarlo como a una perra. Y el chiquillo se desesperó y llorando y moqueando como un desesperado gritó rogando a su jefe que no le hiciese eso. Que no había follado. Que no fuese tan cruel y que se volvería loco sin su rabo. Y se refería a los dos. Al del jefe y al suyo que no podría ponerse tieso. Pero el que más le importaba era el de Alejandro, que era el que vino buscando a Madrid.

Alex se sumó a los ruegos del otro chico y le pidió por favor a su amo que fuese comprensivo y no tuviese en cuenta ese fallo de Guille. Que podría zurrarle el culo. Y si no era suficiente con eso, que se lo zurrase también a él. Pero que follase y le diese de mamar a su pobre amigo.

Alejandro solía ser inflexible, pero no había duda que estaba deseando metérsela al puto crío y joderle la boca y el culo un par de veces antes de ir a dormir. Tenerlo encima de sus rodillas con el culo en pompa y viendo y tocando su ojete, le reavivó la lujuria que sintió al desvirgarlo y gozarlo durante los días que estuvo en el pazo. Pero no podía dejarlo sin castigo.

Y entonces dijo: “Creo que no la follaste porque no pudiste poner dura la polla y también voy a admitir que te puso en el brete para que se la metieses, aún en contra de tu deseo, porque sé que te has dado cuenta de tu verdadera atracción sexual. Y eso no son la mujeres sino los machos. Lo que ahora te da morbo es una verga que te joda el culo o que puedas mamar para tragarte su leche. Y por eso te cambiaré el castigo, ya que me apetece usarte, pero te impongo otro distinto. Ve a buscar tu móvil y tu cartera y hazlo rápido”.

Guille salió echando humo por el culo para traer lo que el jefe le pedía y se lo entregó sin osar preguntar para que quería hacer. Alejandro volvió a decir: “En mi casa los sumisos no tiene ni documentación, ni dinero, ni teléfono. Sólo son objetos sexuales para mi placer. Y hasta que te vayas, estarás sin nada de todo esto”. “Sí, jefe”, acató Guille. Pero el jefe añadió: “Y tu castigo será que ahora mismo llames a tu hermano y le pidas perdón por las veces que le llamaste lo que tú eres. Maricón. Le dirás que le quieres más que nunca y entiendes su atracción por los hombres que saben darle por el culo a otro tío. Y añadirás que has conocido a uno que te ha desvirgado y te jodió el culo y la boca cuanto le dio la gana. Y que ya no entiendes el sexo de otra manera que no sea poner el culo para que te lo follen. Que eres tan homosexual como él, pero tienes la suerte de que un macho dominante te use como puta y te joda hasta dejarte el ano como una berenjena rellena de leche. Y en cuanto lo llames te clavaré mi verga en el culo y también se lo dirás a tu hermano. Apóyate en la mesa, abre las patas y llama a Rober....... Alex, escúpele en el agujero y no te separes de él para que aprecies lo que goza esta zorra cuando la montan”.

Guille se dobló sobre la mesa y separó las patas lo más posible, mientras su amigo le lubricaba el ano con dos escupitajos. Pulsó el botón de su agenda y el de manos libres y habló con Rober. Y nada más decirle que también era marica como él, el jefe se la endiñó de golpe haciéndole chillar de dolor por el puyazo. Pero al decírselo a su hermano sólo suspiraba y jadeaba como lo que era. Una perra en celo y caliente como un brasero. Y eso gemidos de gusto y gozo, fue lo que convenció a Rober que su hermano menor no iba de cachondeo ni pretendía tomarle el pelo. Su hermano Guille era más puta y más vicioso que él.

Pero se metió por medio de la conversación el novio de Rober para decirle a Guille que fuese a Barcelona unos días para catarlo y probar si le daba más morbo que su hermano. Y Guille volvió la cabeza hacia tras y miro al jefe. Y éste le dijo: “Dile a ese jodido idiota que se vaya a tomar por el culo. Y a tu hermano que se venga a Madrid y que lo mande a la mierda. Porque si alguien os va a catar a los dos juntos, seré yo y no ese hijo de puta”. Y Guille también lo trasmitió tal cual se lo dijo el jefe, aunque los otros ya lo habían escuchado perfectamente.

“Y ahora cuelga que te espera lo mejor de la follada”, le ordenó Alejandro. Y continuó dándole por culo, poniendo como aliciente para el orgasmo una tanda de azotes en ambas nalgas que le estaban dejando el trasero de dulce. Y, a su lado, Alex esperaba pacientemente que su amo le llenase la tripa a su amigo, agarrando las manos del chico, que se aferraba con todas sus fuerzas para soportar las nalgadas y los envites de la verga del jefe sin correrse antes de que se lo autorizase, no fuese a costarle otro castigo aún más duro que el anterior.

Bueno tampoco tan duro, ya que decirle todo eso a su hermano, le dio menos vergüenza de lo que Guille se imaginó en un principio. Y, además, se había quedado descansado sabiendo que tenía un aliado en su familia que también entendía como él lo que hasta hacía unas semanas le parecía un problema que sólo afectaba a Rober. Ahora el problema lo tendrían los otros, pero ellos no. A los dos hermanos, como buenas zorras, lo que les preocuparía es no contar con un buen rabo en el culo y nada más. El resto que se fuese a tomar por culo. Y ellos los primeros, por supuesto.

Al ir a dormir, el amo le preguntó a su esclavo: “Contento?”. Y el esclavo lo abrazó muy fuerte y le contestó: “Sí, amo. Le has metido dos polvazos tremendos, sin contar la leche que le diste en la boca después de la cena. Gracias por no enjaularle el pito. Es un crío, amo”. “Anda. Esa sí que es buena!. Un crío!. Y tú qué eres?.... Te olvidas que te lleva tres años?”. “No, amo. Pero es más crío que yo”, aseguró Alex convencido de ello. “Quizás tengas razón, Alex. Tú eres un caso aparte. Y no te creas que te vas a dormir en ayunas, porque para ti reservo mi mejor cosecha de semen..... Primero te follo y en lugar de dejarte la barriga llena por debajo, te alimento dándotela en la boca. Y mañana repartiré mejor los polvos entre los dos. Te gusta más así, mi niño?”. “Sí, amo. Lo que tú quieras y como te de la gana.

 Esta mañana me follaste duro nada más despertarme y eso es lo que me pone caliente y en marcha para todo el día. Pero también te gusta darle por culo a Guille. Y cuando estás feliz te pones más guapo, amo”, dijo el crío. Y el amo rió diciendo: “Pues debo ser el más guapo de la tierra, puesto que siempre soy feliz contigo!. “Me refiero a cuando no estás enfadado, amo”, dijo el esclavo. “Me tienes miedo cuando me enfado?”, pregunto el amo. “No, amo. Me quieres tanto que sería estúpido tener miedo”, afirmó Alex. El amo lo estrujó y le dijo: “Dame un beso que te voy a comer ese culo que me pone loco!. Es el más bonito de todos!. Y tú el mejor esclavo que un amo pueda tener”. “Gracias, mi amo. No hay amo mejor en el universo”, concluyó el esclavo al notar la lengua de su amo lamiéndole el culo.