“Despierta....... Vamos, mi niño, que ya son las diez y tenemos que volver..... Aún estás cansado?...... Guille es inagotable, pero tú tampoco te quedaste atrás, muchacho. Si no os pongo freno me agotáis entre los dos!”, decía el amo zarandeando a su esclavo que todavía mantenía los ojos pegados por el sueño.
Alex masculló unas palabras inconexas y se dio media vuelta para no ver la luz que entraba por la ventana al descorrer las dobles cortinas que la tapaban. La cena en un restaurante de la zona se había prolongado y luego Guille tuvo la idea de tomar unas copas en el bar de unos amigos suyos. Luego se fueron a la playa los tres y allí Alejandro les dio por el culo a los dos jóvenes y Guille le mamó la verga hasta tragarse toda la leche que generosamente le dio. Total, que cuando se retiraron a la casona pasaban de las cuatro de la mañana y todavía faltaba terminar la fiesta privada que Alejandro pensaba montarse en la habitación sin compañía de Guille.
Tanto Alejandro como los dos chavales quedaron secos y se lo pasaron estupendamente follando y chupando como descosidos. Sobre todo los chicos que parecía que se hubiesen tomado algún afrodisíaco en la cena y los había vuelto insaciables. Y el que más el invitado, que daba la impresión de querer recuperar en un día todo el tiempo perdido sin probar una polla. Y eso que la noche anterior ya había tenido una buena ración de verga y tragado leche en abundancia.
Puesto que como le había dicho Alejandro, lo volvió a follar en el pazo, con mamada final, antes de acostarse a dormir con su esclavo, al que también le metió lo suyo por la boca y el culo al quedarse solos los dos.
Alejandro le dio un fuerte azote en el culo a su esclavo y se puso serio: “Ya está bien de remolonear!. Arriba y métete en la ducha con agua fría para que espabiles y te quites de encima esa resaca”. Lo agarró por un brazo y lo arrastró fuera de la cama. Alex estaba grogui pero atinó a ir al baño con los ojos cerrados y se sentó en el retrete para mear.
Su amo lo miraba entre divertido y compasivamente tierno al ver a su chico tan dormido aún, pero lo empujó adentro de la ducha y abrió el agua fría sin más trámite. El chaval dio un respingo y chilló con la impresión y el amo cerró el grifo y lo sujetó con un brazo mientras con la otra mano regulaba el agua para lavarse los dos juntos.
“Ves, ya has despertado. Y ahora te frotaré la espalda para que entres en calor”, decía el amo ante la tiritona de su esclavo. Y éste le agradeció el masaje, pero se quejó de lo poco que había dormido, pero no de lo mucho que lo había follado.
Y el amo le preguntó: “Qué tal el ojete?”. Y Alex tocándose el ano, respondió: “Bueno. Como una alcachofa en vinagre, pero bien. Listo para que dispongas otra vez de mi orificio, amo.... Me pregunto como lo tendrá Guille!. Le diste caña a tope. Creo que más que a mí, amo”. “Pero a ti te doy con más ganas y por eso te queda hecho una rosa encarnada y reventona”, dijo Alejandro. El esclavo se rió y miró a la pared enseñándole el ano a su señor por si quería usarlo.
Alejandro le atizó un azote en el agujero y le dijo: “Ahora no.... Todavía tengo que hacer cosas en la ciudad antes de irnos a Madrid. Seguramente saldremos después de comer. Y mientras yo atiendo mis asuntos te dejo que andes por la ciudad tu solo. Así que acelera y vamos a desayunar... Me gustaría despedirme de Guille, pero no creo que se haya levantado. Cómo le gusta que le den por culo al muy cabrón!”.
Alex se volvió enjabonándose la polla y le dijo: “Amo, lo que le gusta a Guille es que lo folles tú. Y también comerte la verga y que le des leche...... Y sería tu esclavo si lo quisieras”. Alejandro también se frotaba los huevos y contestó: “Cómo va a saber si le gusta sólo la mía si no probó otra?..... Aunque es verdad que podría ser un buen esclavo sabiendo adiestrarlo”. “Amo. Comió mi rabo y prefiere el tuyo. Igual que la leche. Y sólo podría ser esclavo de un amo como tú. O mejor dicho, tuyo y de ningún otro”, replicó Alex. “Pues se va a quedar con las ganas porque yo ya tengo un esclavo y no quiero otro”, aseveró Alejandro. “Y si va a vernos no lo vas a usar?”, preguntó el esclavo.
Y el amo le explicó una vez más: ”Sí. Pero eso no significa que lo acepte como de mi propiedad. Incluso puedo exigirle que no folle con otro tío y lo siga haciendo sólo con chicas como hasta ahora o con nadie, pero eso no lo convierte en mi esclavo. Ser esclavo es algo más. Es no ser nada sin el amo y vivir como un reflejo del dueño sin más presente ni futuro que la existencia que el señor determine. Eso es ser propiedad de un amo, como lo eres tú. No cuentas fuera de mis deseos ni vales más que lo que yo te estime, aunque seas mi propio corazón. No puede haber otro como tú en mi vida. Y el resto sólo son caprichos más o menos apetecibles por muy agradables que me resulten. Y no te entretengas con bobadas que tenemos que aligerar”.
Al entrar en el comedor vieron a Guille sentado a la mesa y se levantó para darles los buenos días. El chico les dijo que quería despedirse de ellos y agradecerle lo bien que lo había pasado con ellos. Alex miraba alternativamente a su amo y al otro chaval y Alejandro le reiteró la invitación para que fuese a verlos a Madrid alguna vez. Guille bajó la vista con un gesto mustio, pero agradeció la amabilidad de Alejandro de todos modos.
Desayunaron los tres y Alejandro le dijo a su esclavo que fuese por las maletas. Guille inmediatamente se ofreció para ayudar a bajarlas y los dos chavales subieron corriendo las escaleras del caserón, mientras Alejandro pagaba la cuenta y se despedía de la madre de Guille.
Al acercarse al coche, Guille se atrevió a decir lo que se le había quedado entre los dientes durante el desayuno: “Alejandro, cuando me dejarás ir a tu casa?. Quiero ir cuanto antes aunque sólo sea un fin de semana. Me gusta estar con Alex. Y también contigo. Bueno, ya sabes a que me refiero. Me has enviciado, tío!. Perdón.... Quise decir señor”. “Estas triste porque nos vamos o porque te quedas sin rabo?”, preguntó Alejandro. “Las dos cosas, señor”, concretó el chaval. “Alex, anota su dirección de correo electrónico y cuando quieras que venga a vernos se lo comunicas por mail. Eso no implica que no estéis en contacto para contaros vuestras cosas. Ya dije que me gusta que Alex y tú sigáis siendo amigos. Por lo tanto vendrás con frecuencia a Madrid para estar juntos”. “Gracias, señor”, contestó el chico con algo más de ánimo, pero todavía sin esbozar una sonrisa. Y Alejandro se la animó y le hizo sonreír de oreja a oreja: “Te dejaré venir dentro de dos semanas. Y no sólo para que juegues con Alex e intentes ganarle en la piscina. Ya me entiendes”. Guille estalló como una traca: “Sí, señor!. Gracias!.... Voy a acordarme mucho por las noches de estos días. Y más de los que vendrán cuando esté en tu casa!... Señor, me dijo Alex que no os vais hasta después de comer. Puedo ir con vosotros y luego regreso en barco y me recoge mi madre?”. “Pues sí. Y le haces compañía a Alex hasta que no termine de resolver mis asuntos. Y comes con nosotros, por supuesto”. “Voy a decirle a mi madre que voy a recoger un pantalón que compré el otro día”, dijo el chico y ya se iba dentro de la casa cuando Alejandro le interrogó: “Lo del pantalón es verdad o sólo una excusa?”. “Las dos cosas, señor”, respondió Guille, apurado por si arrancaba sin él.
“Este chaval es la hostia!”, exclamó Alejandro. Y le dijo a su esclavo: “Es alegre como unas castañuelas y aunque le aten la lengua suelta lo que tiene en mente sin pensarlo dos veces. Me gusta este puto cabrito!. En cuanto venga a Madrid le voy a poner el culo como una sartén al rojo y se va a babar de gusto el muy perro!. Si no le gusta sufrir va a tener que acostumbrarse rápido. Y no hará falta que lo encierre en el sótano para eso. Con zurrarle lo mismo que a ti, será suficiente.
Y así tendréis más cosas en común de que hablar cuando os deje solos. Me encantará veros a los dos con las nalguitas encarnadas y mirando a la pared hasta que me apetezca daros verga a mazo. No crees?”. “Sí, amo”, acató el esclavo. “Quiero que se ría contigo y que tengas un colega para que no olvides que eres un crío aún”, dijo el amo acariciándole la mejilla a su Alex. “También tengo a Diego, amo”, repuso el esclavo. “Es verdad. Pero él anda muy ocupado con sus clases de cocina y mi amigo el doctor, que en cuanto puede hace horas extras en casa revisando al crío por activa y por pasiva. Lo tiene más explorado que el oeste americano!. De todos modos Diego también puede participar, Y a lo mejor os gana nadando!. Pablo lo tiene cada día más ágil y no cabe duda que le carga las pilas todos los días, además de otras cosas. Siempre son mejor dos amigos que uno. No es verdad?”. “Sí, amo”, aceptó el esclavo.
Guille subió al coche corriendo y casi sin aliento dijo: “Ya estoy”. “Ya te vemos”, contestó Alejandro. Y arrancó para cruzar la ría por el airoso puente que une ambos lados en el estrecho de Rande, que dio nombre a la batalla naval culpable de la leyenda del fabuloso tesoro que inspiró a Julio Verne para aprovisionar de oro al Nautilus. Alejandro llevaba su tesoro dentro del coche sentado detrás de Guille y no era la fantasía de un escritor. Aunque al parecer es cierto que el fabuloso tesoro existe y está hundido en el mar cerca de las islas que cierran la ría.
hasta me haces reir! muy bueno el capitulo de hoy. gracias y besos!
ResponderEliminarAndreas es todo un maestro, corta sus relatos dejándonos siempre con ganas de más, sus observaciones son inteligentísimas, y justamente una demostración de su inteligencia es el fino humor con el que adorna la historia.
ResponderEliminarTambién deja entrever su cultura con los tips geográficos e historicos.
Le leído varios capitulos de un tirón y le confirmo que me encanta esta historia.
Besos
Gracias por vuestros elogios. Ya se lo comenté hace tiempo a mi buen amigo Germán que es curioso que las más fieles lectoras de estos relatos sean mujeres, cuando tratan de relaciones entre hombres solamente. Eso me alegra pues debe ser un síntoma de que hay algo más que sexo en estas historias. Besos
ResponderEliminarClaro que hay algo más que sexo en tus relatos. Es erotismo, vicio, cariño, inteligencia, humor,... Una mezcla muy buena que hace que no me pierda ni un sólo capítulo. Me encantan tus relato Andreas, soy un hombre, pero me encantan y no sólo por el sexo.
ResponderEliminarMe alegra saberlo y te agradezco los elogios. Así uno se anima a seguir escribiendo este tipo de historias.
ResponderEliminarPor fin estoy retomando la historia, que he estado muy ocupada, y esta genial, me encanta!
ResponderEliminarpor cierto encontré una errata, en el ultimo párrafo el que sube al coche es Guille no Diego =)
Ademas tengo una duda que preguntarte, que seguro tu sabes mas de este tema que yo, estoy documentandome para una nueva novela sobre la esclavitud en la edad media, y no consigo encontrar ningún libro que hable del tema... si puedes recomendarme algo te estaré eternamente agradecida
Un saludo!
Efectivamente al coche sube Guille. Respecto al tema de la esclavitud se ha escrito mucho, ya que en España se abolió en 1886. Para documentarte sobre el tema es mejor que busques en este medio lo que te interese, dado que el tema y su enfoque es muy variado. Pon en el buscador "la esclavitud en la edad media" y tendrás cuanto necesites. Personalmente no conozco un libro que pueda recomendar sobre ese tema. Un saludo
ResponderEliminarPerdón x la errata, ya está corregida. :)
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